miércoles, 26 de abril de 2017

Auto coaching para domar dragones




Se entiende como coaching, así en grandes rasgos, como un proceso de superación, mejora y aprendizaje  en la consecución de objetivos. Como concepto va ligado a dos más: objetivos y proceso.
Generalmente buscamos a un coach cuando queremos alcanzar alguna meta o queremos salir del estado donde estamos. Probablemente nos sintamos atascados, y tengamos la sensación de que vamos frenados ante lo que fueron o siguen siendo nuestras aspiraciones y nuestras metas; entonces requerimos de una perspectiva nueva, lejos de nuestro entorno habitual de conocidos, amigos y familiares que nos conocen muy bien, o al menos eso se creen ellos. Necesitamos a alguien “imparcial” y sin vínculos emocionales con nosotros para que nos ayude a enfocarnos en lo que queremos conseguir y en desarrollar estrategias para alcanzarlo, aunque alguna de ellas sea quitarnos telarañas mentales y antifaces.
Una de las labores del coach es contribuir a que el cliente aprenda a pensar de manera diferente, a adquirir una actitud que le ayude en lugar de limitarle, a cuestionarle conductas a través de  las llamadas “preguntas poderosas” (incluso provocadoras), siempre desde el respeto y la sintonía con él.
Pero, puede que en algún momento, no tengamos acceso a estos profesionales y tal vez podamos, si nos lo permitimos, explorar y practicar el coaching con nosotros mismos si vamos conociendo algunas de las estrategias y habilidades óptimas para autor regularnos y practicar el propio dominio personal. Hacernos auto coaching. Y sugiero que  sea sin grandes expectativas (mientras estamos pendientes de si se cumplen o no, dejamos de estar enfocados en la misma experiencia) y manteniendo una actitud abierta ante la exploración de nosotros mismos, como si fueramos un niño puesto a descubrir cómo funciona su juguete nuevo. Las conclusiones cognitivas y mentales ya vendrán.

"No puedes cambiar el viento, pero puedes ajustar las velas
para alcanzar tu destino." 
Paulo Cohelo

Una de las características de las personas que disponen hoy de una fuerte y consciente marca personal, es que han invertido mucha energía en su propio auto conocimiento y crecimiento personal. Se caracterizan por revisarse a menudo, y están dispuestas a detectar esas aéreas internas de mejora, para aprender y superarse a sí mismas. No tienen miedo al cambio, al contrario, de alguna manera se ocupan de provocarlo; y sobretodo, están predispuestas a aprender continuamente de sus propios errores y de los de los demás. Suelen ser personas que se hacen preguntas útiles sobre ellas mismas. Sin juzgarse y con sumo respeto.
Saberse mirar, supone:
- saberse reconocer como ser humano, completo y perfecto, con nuestras luces y nuestras sombras;
- saber detectar nuestro propio estado interno y saber ponerle nombre como emoción (rabia, alegría, sosiego, tristeza…);
- saber reconducir nuestros pensamientos “tóxicos” o limitantes a maneras más abiertas y enfocadas a la solución y construcción de nuevas soluciones:
- a veces encontrarse con, lo que algunos llamamos, pequeños dragones internos por "domesticar". 

En el libro “Tu coach interior”, de Ian McDermott y Wendy Jago, proponen una serie de prácticas, para que el lector aprenda a auto revisarse, y hacerse auto coaching. 
Hablando de dragones,  los autores indican una serie de pistas que nos hace reflexionar sobre ellos. Dicen que algunos de esos dragones los hemos creado en algún momento de nuestra vida y (añado) todavía pueden perdurar boicoteándonos vivir desde la libertad y la plenitud. Al no estar entrenados y domados, pueden aparecer y manifestarse en los momentos menos oportunos y dañar potencialmente nuestra marca y marketing personal.
Dentro de la cultura de la PNL, llamamos dragones a esas partes nuestras que no mostramos públicamente; son esos “defectos” etiquetados así por nosotros mismos que deben permanecer ocultos y en  la sombra (sobre todo porque no los aceptamos) y tienen que ver, generalmente, con los miedos y la vergüenza.

"Cuando volvemos a visitar los lugares oscuros de nuestro pasado
reclamamos el poder que ahí dejamos." 
(Tu coach interior)


Nos resulta más fácil detectar los demonios de los demás que reconocer los propios.
A veces los dragones son externos (traumas, experiencias dolorosas, situaciones que nos hundieron) y otras son internos.
¿Cómo sabemos que es uno de nuestros dragones?
Veamos qué proponen Ian y Wendy.
1)    Cuando marginamos alguna de nuestras partes.
Somos seres completos, pero solemos reconocer más nuestras luces que nuestras sombras; nuestras fortalezas que nuestras debilidades. Esas partes desaprobadas son arrinconadas porque nos resulta doloroso conectar con ellas, y a menudo tienen que ver con emociones mal gestionadas a lo largo de muchos años.
2)    Cuando nos negamos a nosotros mismos.
Ocurre cuando damos más prioridad a cualquier otra persona que a nosotros mismos o cuando no nos permitimos vivir experiencias placenteras.
3)    Cuando reprimimos nuestros propios sentimientos y conocimientos negando esa parte talentosa y potencialmente nuestra, machacándonos con lo que “tendría que ser”, “debería ser” o “debo ser”.
4)    Cuando nos entregamos a la lucha interior y entramos continuamente en “conflicto” interno al no ponernos de acuerdo con nosotros mismos y negociar para que cada una de las “partes” en conflicto ganen. Y así nos volvemos víctimas de nuestras propias guerras internas.
5)    Cuando nos cerramos a nuevas experiencias y nos obcecamos en no salir de nuestra propia zona de confort. Cuando pasamos épocas de confusión, desgaste y conflicto, el mismo agotamiento nos detiene y podemos entrar en un proceso involutivo, cerrándonos a ciertas emociones y pensamientos limitantes y a nuestros propios deseos.

¿Alguno de estos puntos resuenan en ti? 

Si aprendemos  a reconocerlos y aceptarlos, nos será más fácil gestionar su manifestación más o menos adecuada, nos facilitará entrenarlos para que "salgan" en los momentos oportunos de nuestra vida, nos facilitará vivir de manera más plena, porque nos sentiremos más completos.
Si no detectamos y reconocemos esos “dragones” no los podremos domar. Hacer auto coaching lo entiendo como una manera más de auto educarnos para estar más satisfechos con nuestra vida y conseguir que nuestros sueños se conviertan en objetivos alcanzables.  Si no tomamos conciencia de ellos, si no los reconocemos, no podremos ponernos manos a la obra para sanar esas partes y retomar nuestro rumbo.

"Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación,
estamos desafiados a cambiarnos a nosotros mismos." 
(Viktor E. Frankl)
 
 
Gracias por leérme.


No hay comentarios:

Publicar un comentario