lunes, 6 de noviembre de 2017

El arte de saber "fracasar"





¿Qué proyecto emprenderías si supieras de antemano que no fueras a fracasar?

El miedo número uno de por qué no innovamos más y hacemos cosas diferentes, de por qué no nos arriesgamos más a hacer cosas nuevas, a cambiar de trabajo, a llevar a cabo un proyecto, o a emprender alguna iniciativa, es lo que llamamos “miedo a fracasar”. No nos frena necesariamente el fracaso, porque de hecho no existe. Nos frena el miedo. Que por otra parte, más allá del miedo natural de supervivencia, tampoco existe. Es algo que nos construimos en nuestra mente creando toda una serie de imágenes catastróficas y horripilantes, llevadas por nuestras propias creencias limitantes y nuestros “virus mentales”. Puedes volver a leerlo: el fracaso no existe.
Es una de las que yo llamo, las tres mentiras capitales (sólo por citar algunas, porque hay muchísimas más) que nos han hecho creer, por educación, por círculo social, por lo que sea: la seguridad, el control y el fracaso.

SEGURIDAD

¿Qué es?
Viene del latín securitas y significa “cualidad de sentirse sin cuidado”. Podríamos deducir que quien se siente seguro es aquel que no requiere de atenciones ni cuidados especiales, porque dispone de todos los recursos internos para sentirse bien y a gusto. Confía en sí mismo y en su habilidad de respuesta. Sabernos cuidar de nosotros mismos, ocuparnos de la vida que queremos llevar y responsabilizarnos de ello, conlleva a sentirnos confiados con la vida, y por tanto seguros.
A menudo  hablamos de que nos falta «seguridad» y ni siquiera sabemos lo que es. No la podemos medir, pesar, ni calcular, es una nominalización que hasta que no la convertimos en adjetivo, no podremos convertirla en un sentir. Adquiere significado cuando nos sentimos seguros o inseguros, es un estado de la persona que habitualmente emerge ante situaciones de incertidumbre y duda. Y es natural cuando nos enfrentamos a algo nuevo. Sin embargo hay personas que ante la incertidumbre se sientes “seguras”. ¿Cuál es la diferencia? Que estas mismas personas creen y confían en ellas mismas como seres resolutivos y responsables de su propia existencia. Pero la seguridad en sí mismo, como tal, no existe. Nos han hecho creer eso de la seguridad laboral, por ejemplo, que entiendo como “un trabajo para toda la vida”, en el que se cobra a final de mes todos los meses de una vida. ¿Y cuando se retrasan los cobros? Nos ponemos a temblar y nos sentimos “inseguros” porque empezamos a desconfiar de que vayamos a cobrarlos. ¿Y cuando no nos pagan? Empezamos a cabrearnos porque esa “seguridad” nos la han quitado (además del sentimiento de frustración y falta de respeto hacia nuestro trabajo que eso acarrea…). En un universo cuya naturaleza es el cambio, la existencia de algo seguro, resulta algo extraño. Nada es para siempre, y eso algunos no lo llevan bien. Si no vamos cambiando para adaptarnos a las nuevas circunstancias, estamos perdidos. Sin embargo si confiamos en nuestras habilidades y recursos para gestionar los acontecimientos que nos hacen “tambalear” iremos generando más “seguridad” en nosotros mismos, y si estamos predispuestos a ello, tomaremos estas experiencias como hitos de aprendizajes en nuestra historia personal que nos indican que somos capaces de vivir atendiéndonos a nuestros propios cuidados.



"La seguridad es una superstición en la mente soñadora del ser humano."
Raimon Samsó en El Código del Dinero. Ed. Obelisco


CONTROL

Otra mentira. Nos han hecho creer que podemos ejercer el control sobre lo que nos sucede en nuestra vida y sobre los demás. El control tampoco existe, solo la capacidad de reflexionar y atender a nuestras emociones antes de dar una respuesta determinada o visceral a lo que está aconteciendo fuera de nosotros. Ese es el auténtico control que podríamos entender “sobre nosotros” mismos, pero poco más. Controlar implica saber gestionar nuestra fuerza, nuestros sentimientos, reconducir  nuestras conductas, educar a nuestra mente e intervenir oportunamente para reorientar, esclarecer y posicionarnos ante las circunstancias. Pero no podemos ejercer el control en todo, sobre lo que se nos va a acontecer durante el día, sobre cómo van a reaccionar otros, sobre cómo irá esa reunión o esa entrevista de trabajo tan importante para nosotros. Sólo, y no es poco, podemos ejercer el control sobre nosotros mismos auto educándonos, a través del autoconocimiento y un trabajo personal profundo para acceder a nuestro “centro” energético, y aprender a llevar las riendas de nuestra vida.


"En el afán de intentar controlar a los demás, olvidas que la única persona
a la que tienes el deber y derecho de controlar es a tí mismo"
Paulo Cohelo

FRACASO

El diccionario lo describe como el resultado adverso en una cosa que se esperaba sucediese bien.
Interesante. La clave está en que “se esperaba que sucediese bien”. Luego es más fácil que suceda algo no deseado, cuando esperas que “salga bien”. Si no esperas que salga bien, simplemente es un imprevisto. Si lo enfocamos des del punto de vista de un explorador, estaremos más pendientes del "a ver qué ocurre" y esperar la respuesta o el feedback a nuestras conductas y nos predispondremos a aprender de lo que acontezca. Así pues, si la respuesta no es la que esperábamos, entramos en la energía de buscar otras vias alternativas hasta llegar a una solución (o estado deseado) que realmente nos satisfaga.
"Fracaso" viene del latín frangere, y significa originalmente, romper o estrellarse. También se puede interpretar como fallo… Bueno, tampoco es tan grave. Todos hemos "fallado" alguna vez. El "rompernos" es algo opcional.
Realmente el fracaso tampoco existe más allá que, como la seguridad y el control, como mero constructo mental. Nos podemos sentir frustrados porque las circunstancias no se han desarrollado como esperábamos, o no hemos alcanzado (todavía) lo que queremos; es natural un sentimiento de frustración cuando ponemos mucho empeño y esfuerzo a que algo salga como queremos, pero si nunca lo hemos hecho antes, es muy probable que los resultados no sean como nos imaginábamos a la primera.


"Me gustan mis errores. No quiero renunciar a la deliciosa liberta de equivocarme"
Groucho Marx

Vamos a ver. Esperar que algo que no has hecho nunca, sea satisfactorio y cumpla todas tus expectativas a la primera. Mmmmh… es un poco de locos, ¿no? ¿O tal vez forme parte de una auto exigencia inducida por otros? ¿Os acordáis de vuestras “primeras veces”? Pues eso.
El fracaso no existe. Si sabemos tomar perspectiva y ver la situación como si les estuviera pasando a otras personas, en las que no tenemos ningún tipo de afiliación, nos daríamos cuenta que “total no es para tanto”. Pero como nos sucede a nosotros, la importancia es colosal, la gravedad magnánima, y el disgusto abrumador.  También es natural cuando ponemos tanta pasión en alcanzar nuestros sueños y nuestras expectativas no se van cumpliendo. Probablemente sea momento de “parar y mirar”, seguro que esos resultados esconden grandes aprendizajes que nos facilitarán mucha información útil  para seguir adelante y mejorar lo que hasta ahora habíamos hecho y, sobretodo, el cómo lo habíamos hecho. Sin embargo siempre podemos, si así lo deseamos, recuperar las fuerzas para volverlo a intentar, de otra manera, buscando nuevas estrategias, pensando, sintiendo y actuando de un modo diferente. Sin miedo a "fracasar".

Por otra parte, pienso que en pleno XXI todavia nos cuesta otorganos el tiempo para aprender de nuestros errores, cambiar nuestras estrategias, alcanzar nuestras metas, y disfrutar durante el viaje. La idea de dedicarnos a aprender, desarrollarnos y crecer como seres humanos, se desvirtúa por el reloj del conejo blanco de Alicia, total para no llegar nunca a ninguna parte. Es una manera de huir hacia no sabemos dónde, y probablemente, ni de qué. A menudo pienso que realmente lo del "miedo al fracaso" es una excusa para no hacer nada para lograr lo que realmente queremos, porque en el fondo lo que realmente tememos es a la responsabilidad que conlleva sostener el tener éxito.
Pero esto, como si de La historia interminable se tratara, "es otra historia". 


Gracias por leerme