lunes, 25 de enero de 2016

¿Eres hormiga o cigarra en tus relaciones personales?


Todos conocemos la fábula de la hormiga y la cigarra, al menos aquellos que tenéis edad para leer este post sin aburriros.
El cuento ha sido harto usado para explicar la importancia del trabajo presente y cuidarnos en  recursos y reservas para cuando venga "el invierno" y tiempos no tan favorables, o también tiempos de "crisis". En ella se expresan valores como la perseverancia, el esfuerzo, el ahorro y las consecuencias del trabajo "duro", en contraposición a la holgazanería, la desidia y el pasotismo, que también tiene consecuencias...

Todos nuestros actos conllevan consecuencias.

Somos capaces de cuidar de nuestra casa, de nuestro coche, de nuestros ahorros, de proveer nuestra nevera de alimentos, de cuidar nuestro cuerpo... nuestra alimentación, incluso, nuestro aspecto... ¿Y nuestras relaciones... también las cuidamos?


"La persona que no se interesa por sus semejantes es la que tiene
mayores dificultades  en la vida y causa las mayores heridas en los demás.
De esos individuos surgen todos los fracasos humanos."
Dale Carnegie 
 
Había un par de socios que montaron una empresa... Los comienzos fueron más o menos fáciles, y no tardaron en crear un buen clima y afianzar su negocio, que, a pesar de haber pasado algunos baches, funcionaba bien. Había buena organización, los clientes poco a poco iban aumentando y se creó algo sostenible.
Uno de los socios ocupaba la mayor parte de su tiempo a contar el dinero (hasta la obsesión), y de llevar un control exhaustivo de los recursos materiales y económicos de la empresa; el otro, en cambio, puso especial interés (también posiblemente hasta la obsesión) en "contar" los clientes, fomentar las relaciones con ellos, y crear nuevos contactos. Su socio, no lo criticaba... pero tampoco entendía porqué "perdía tanto tiempo" en las personas, en escucharlas, en ayudarlas, en crear proyectos paralelos sin fines lucrativos... y en quedar a menudo con algún que otro cliente, conocido o vecino a tomar café o comer algún día. Para él lo importante era lo que se podía contar... medir... y pesar.
Pasaron los años y con ellos también los buenos tiempos... y la imparable "crisis" que ya todos conocemos, empezó a asomar. El socio que controlaba los recursos materiales, empezó a angustiarse... a sudar... y a pasar por su propia crisis personal. Se le agrío el carácter y todo ante sus ojos era catastrófico. Se esforzaba día a día buscando maneras de evitar y reducir gastos..., pero en ningún momento se planteó cómo aumentar las ventas, y de está manera, también se redujo su manera de pensar y de sentir. Dejó de dormir bien, y no salía de su quebradero de cabeza... ni de su despacho.
El socio "cuidadoso de las personas y las relaciones" harto de escucharle lamentaciones que no le llevaban a ningún lugar más allá de sus propias quejas, le propuso que saliera a visitar amigos y conocidos y que se ocupara de estrechar lazos y fomentar relaciones ."Sí, sí... ya lo haré..." le comentó. Pero pasaron los días, las semanas y los meses y nunca lo hizo. 
Le volvió a insistir... "Que sí, que sí... ya lo haré". Pero parecía que nunca encontraba tiempo para relacionarse con nadie más allá de las relaciones "obligatorias" familiares... Simplemente, no lo consideraba importante.
El declive económico era cada vez más evidente... y mientras uno seguía construyendo relaciones y creando su propia red de contactos, el otro se sentía cada vez más abatido ante las cifras y su falta de recursos económicos. Incluso su socio le llegó a presentar a muchos de sus conocidos, clientes y contactos... pero él no prestaba atención en "cuidarlos" más allá de los encuentros necesarios y convenientes.
Finalmente, la empresa tuvo que cerrar... 
Uno de ellos empezó a pensar en qué habían fallado sus cálculos... el otro empezó a construirse una nueva vida y a salir de esa situación que, de alguna manera, también le había mermado a él. Pidió ayuda y colaboración a muchos de sus contactos (ya muchos de ellos,  personas de su entera confianza y amigos), que le facilitaron recursos, ideas, apoyo (moral, económico, emocional)  para que pudiera seguir adelante.


"La tecnología reinventará los negocios,
pero las relaciones humanas seguirán siendo la clave del éxito."
Stephen Corvey


Un amigo me dijo recientemente que el dinero, viene y va... Las personas puede que también pasen por nuestra vida y desaparezcan... Sin embargo, cuando nos ocupamos de ellas, de alimentar esas relaciones, de prestarles nuestra ayuda y apoyo, de escucharlas y empatizar con ellas hasta construir relaciones sinérgicas, un gran numero de ellas estarán ahí cuando las necesitemos. 

¿Cuanto tiempo a la semana dedicas a otras personas?
¿De qué manera fomentas tus relaciones?
¿Cómo creas nuevos contactos? ¿Cómo los mantienes?

Ahí os dejo algunas preguntitas para reflexionar.

Gracias, de nuevo, por leerme.